Honradez… para los demás
Corrupción, corrupción, corrupción. En lo que llevamos de año no se habla tanto de otra cosa como de la corrupción. Y, claro, aparece en las conversaciones, en los grupos de amigos y compañeros. Y es curioso, la gente piensa en la corrupción de los demás, pero nadie en la propia.
Un primer ejemplo:
Un amigo se quejaba de que algunos empresarios y políticos no habían declarado a Hacienda lo que les correspondía . Le pregunté: «¿tu cobras «en B» parte de tu sueldo?» Me dijo que sí, que aproximadamente un 40% de su sueldo se lo daba el dueño de la empresa en un sobre.
¡Tío, ¿que no declaras el 40% de tu sueldo y te quejas de que otros no declaren?! Vale que son cantidades mucho más grandes, pero ¿no lo harías tú si tuvieses ese dinero? Si me contestas que no, no me lo creo. Quien defrauda a pequeña escala, si tiene la oportunidad, lo hace a gran escala.
Otro ejemplo:
Un grupo de amigos estaban comiendo en un bar universitario (yo no estaba, me lo han contado). Una chica del grupo dijo «¡qué cubiertos más bonitos!» y se metió en el bolso un tenedor y un cuchillo. El que me lo contó le dijo que eso era robar y la chica le contestó que los del bar tenían muchos y que por uno que cogiese no pasaba nada…
¡Pues claro que tienen muchos, los han comprado! ¡Eso es robar, lo pintes como lo pintes! Si quieres unos cubiertos, los compras… como han hecho los dueños del bar.
Y el último:
Otro amigo me comentó que no funcionaba una de las ventanillas automáticas del coche. Llevó el coche al taller y el dueño del taller le sugirió que pusiese una denuncia como si lo hubiesen forzado intentado abrir el coche para robar. De esa forma engañaron al seguro, que se hizo cargo del coste de la reparación (y de paso dijo que le habían robado las gafas y el GPS, por si «sacaba algo»).
Existe un contrato entre él y la compañía de seguros en el que, a grandes rasgos, se comprometen a: mi amigo a pagar una cuota; y la compañía a hacerse cargo de los costes de ciertos conceptos en caso de que se produzcan. Haciendo lo que hizo, está engañando y robando a la compañía de seguros, y puede intentar justificarse como quiera pero, y repito, ¡Eso es robar, lo pinte como lo pinte!
A la corrupción se llega paso a paso, acción a acción. Primero se justifica lo pequeño, diciendo que no es tan grave, y poco a poco te vas acostumbrando a que los engaños, las mentiras, los sobornos, las «mordidas», los «regalos», los «favorcitos» y demás «detallitos» sean lo normal en la vida y en los negocios. Y cuando dices a esa gente que no te parece bien hacer eso te miran con cara de «¿y tu de donde has salido? No te enteras de la vida». Y es que ya sabemos: es más fácil opinar sobre los demás y escandalizarse por sus actos que analizar los propios.
Lo dicho: Honradez… para los demás.
Ahí lo as clavado Pablo! Muchas gracias! llevo años predicando lo mismo…
Otro ejemplo: «Lo demas son unos corruptos… pero yo pago las facturas privadas en negro»…. cuantas veces he oido esto!
(y sí! yo tambien lo he hecho…exactamente dos veces, que yo recuerde y ahora me arrepiento!!)
Muchas gracias, Gutiwalker, por comentar. Desgraciadamente tenemos muy metido lo de la corrupción a pequeña escala y la gente opina que «eres tonto» cuando no aprovechas la ocasión de «engañar». Como alguien me dijo: «la única forma de cambiar esto es empezar por uno mismo». Gracias de nuevo. Un saludo.
Estoy totalmente de acuerdo con esto, Pablo. Siempre también he sostenido que desde pequeños, en el colegio, el papel del «malote», el que copia, etc es el que está bien visto, mientras que el que trabaja y se lo curra, es el «empollón» y el pardillo. Creo que empezando desde pequeños con esa cultura que tenemos implantada de intentar no pagar lo que corresponde y tener reconocimiento por algo que no haces, no vamos a ningún lado. Hay que premiar al que se esfuerza y hace las cosas con el sudor de la frente. Puedes incluir en tus casos el ejemplo de un chico que quería obtener un título final copiando con pinganillo y sus amigos en vez de rechazarle, les resultó gracioso y le ayudaron con el proceso. Total, varias personas defraudando. Menos mal que al final no consiguió el título y suspendió…
Estoy de acuerdo con Pablo. Terminaremos con la corrupción cuando, de verdad, nos apliquemos CADA CUAL, con rigor, la máxima exigencia moral en nuestro comportamiento. Si no es así, si seguimos abriendo nuestra conciencia a la acomodación moral de nuestros actos, la corrupción seguirá.
Definitivamente un mundo mejor, más honesto y justo, se construye comenzando por nosotros mismos.